Contra ‘El fill del corrector/Arre, arre, corrector’

Contra Adrià Pujol Cruells y contra los editores Hurtado y Ortega, de Hurtado y Ortega Editores —con “hurtado” se me ocurren travesuras, con “ortega”, menos—;

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miren a ver, voy a tener que ir esta tarde a lo de su libro a preguntarles si se creen mano y no calcetín, es verdad que ellos son tres y yo en ese libro de ellos tres aparezco sólo en la página de la derecha, y prácticamente marchándome todo el rato —sé cuándo no soy bienvenido, pero todavía sé mejor cuándo ni me reciben ni me anuncian, vaya si lo sé, yo creo que eso se ve claro, pero, claro, uno entra en una habitación y, todavía con el pomo en la mano busca con la mirada al chambelán y todo ese tiempo que pierde uno en averiguar quién ha de hacerle los honores lo aprovechan estos dos mentados editores para que el último en llegar se sienta agasajado gratis. Y el último en entrar, está claro, digo, es el tal Adrià, que me da las gracias con cinismo y me cuelga en el brazo un abrigo pesado insoportable con el que haría yo un saco para tres y un viaje al río; miren, mirad, no digo más porque se me calienta la boca y si fuese Atlas me rascaba las axilas—, prácticamente.

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Vidorra, Jean-Pierre Martinet (Underwood Editorial)

 

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«Un buen día del mes de agosto, la señora C. ya no se conformó con hacerme una leve seña con la mano. Me invitó a su casa, a tomarme una copita de licor. Un calvados de veinte años. No respondí y aceleré el paso tratando de adoptar un aire desenvuelto. Con las alzas no puedo andar deprisa, desafortunadamente, porque pierdo el equilibrio. La señora C. echó a correr tras de mí, no tardó en alcanzarme y su manaza se abatió sobre mi espalda. […] Contuve las lágrimas mientras la mujer me instalaba en un taburete de formica, en la cocina, ante una copa de calvados. No me atrevía a decirle que no soportaba el alcohol. Me quedé con la mirada gacha, mirando estúpidamente el hule donde una mosca se debatía sin convicción dentro de una gotita de vino. “Bueno, pequeño, ¿es que las mujeres guapas te dan miedo…?” No respondí. Pensé en el señor Rameau y en el galgo de cuya casta le viene, ji ji. En lugar del calvados, yo veía un pedazo asqueroso de ternera fría rodeado de fideos fríos. Mi vida, ahí, ante mis ojos. Me eché a llorar de golpe y la señora C. me arrancó del asiento para aplastarme contra sus pechos enormes. Experimenté una extraña sensación de bienestar. Me cubrió de besos. Le apestaba el aliento a alcohol. Sus labios me chupeteaban la nariz voluptuosamente. En mi vida había visto una boca tan grande. Una sima. La glotis glotona. Cloqueante. Ensalivada. La lengua desmesurada, vibrátil, violácea, la preciosa úvula, subiendo, descendiendo, torciéndose como una serpiente en una caverna roja. Cloqueaba palabras tiernas, la señora C. “No llores, bebé mío, no llores.” Me acunaba canturreándome. “Don Melitón tenía tres gatos / y los hacía bailar en un plato, / y por las noches les daba turrón, / que vivan los gatos de don Melitón.” Las tetas le olían a sudor y a agua de colonia. Me tumbó en el suelo. Me pregunté angustiado cómo semejante mastodonte podía vivir en una portería tan pequeña. De nuevo tuve miedo. La portera me obligó a beberme la copa de calvados. “Bebe, gatito mío, esto te dará fuerzas. Venga, un pequeño esfuerzo. Te conviene. ¡TE CONVIENE!” Se puso severa. Me abrió la boca aflojándome las mandíbulas a la fuerza. El líquido ambarino me ardió en el estómago y me provocó una arcada. La señora C. me dio cita para la tarde. A las siete, tras cerrar la tienda. No era cuestión de faltar. “Tú eres mi gatito. Me haces gracia. Un hombre como tú es lo que necesito. Es la primera vez que me enamoro desde que murió mi marido. Era un poco como tú, no demasiado alto, pero un hombre apuesto. Pasarás todas las noches conmigo, menos el domingo, que es cuando voy a visitar a mi madre. Haremos el amor. No tiene nada de divertido, para una mujer hecha y derecha como yo, vivir sola por completo en un apartamento tan pequeño. Hacia las diez, diez treinta, serás libre. Puedes dormir en tu casa. Cuando la gente se ama como tú y como yo es mejor no compartir cama. Hasta esta noche, pequeño mío.”»

 

Underwood Editorial, con un escolio y unas apostillas de obligada lectura de Javier López González

Cerrando una discoteca llamada «Música Alta». Magistral

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Salió Magistral publicado el día de Sant Jordi de este 2016 y a mediados de junio aparecía la segunda edición, con su atavío fresita rijosa, que diría Víctor Gomollón, el editor de Jekyll & Jill y artífice de las cubiertas, la maquetación y tantísimas cosas más. Creo que la elección del barbero refranero y las barbas en remojo la impuso más nuestro subconsciente que una auténtica meditación, pero como a nadie se le escapará, las reseñas de la novela son en este caso parte connatural al libro como no lo sería en otros casos o en un escrito que abordase temas distintos, tal vez, de modo que no me parece superfluo reunirlas aquí y agruparlas en negativas y positivas. No pretendo dar un golpe en la mesa ni hacer un 1-0, pero cualquier excusa sobra al lector, que tiene derecho a leer en lo que escribo incluso lo que no escribo; además, depende de cómo me levante reclamo vanidosamente la autoría o aseguro que la escribió el lenguaje y no yo. Cuando me aclare, dejaré de escribir. En última instancia, sirva sólo de directorio cómodo de mentideros y comederos, o a lo mejor ni eso.

Gracias a sus valedores, a quienes han señalado sus imperfecciones con espíritu crítico (lo disfruto muchísimo, escueza o no), a mi editor y a mi agente Ella Sher.

Añadiré las opiniones que vayan surgiendo en los próximos días, si la cosa todavía colea… ¿quién sabe? Parece que todavía se le presentan a Magistral algunas propuestas para dejarse ver aquí y allá en los próximos meses (y a mí con él), así que igual hasta coincidimos en persona y nos tomamos algo ustedes y yo sin ocasión de funerales. Iré avisando de lo que se confirme. Gracias por leer hasta aquí, si se lo cuento al narrador de Magistral hace un año no se lo cree.

 

Negativas:

https://www.ahorasemanal.es/el-traje-viejo-del-emperador

http://rubyyloscasinos.blogspot.com.es/2016/06/la-mare-llengua.html

http://www.criticoestado.es/la-responsabilidad-del-lector/

 

Así-así:

http://www.elreceptor.com/2016/06/libros-que-llegan-selvon-magistral-lucarelli-y-mas/

http://unlibroaldia.blogspot.com/2016/07/ruben-martin-giraldez-magistral.html

 

Positivas:

http://blogs.elconfidencial.com/cultura/mala-fama/2016-05-18/ruben-martin-giraldez-libros-magistral-castellano_1197497/

http://www.elcultural.com/revista/letras/Ruben-Martin-Giraldez-Ya-no-sabemos-leer/38211

http://www.elmundo.es/cataluna/2016/05/25/5745f0a622601dd4208b463f.html

http://victorbalcells.com/magistral-de-ruben-martin-giraldez/

http://elcoloquiodelosperros.weebly.com/la-biblioteca-de-alonso-quijano/magistral

http://www.elimparcial.es/noticia/165137/Los-Lunes-de-El-Imparcial/

http://ellamentodeportnoy.blogspot.com.es/2016/05/magistral-de-ruben-martin-giraldez.html

http://psychonauts.es/ruben-martin-giraldez/

http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-ruben-martin-giraldez-si-hubiese-confiado-subsistencia-puno-apretado-este-ahora-estaria-mierda-201605100108_noticia.html

https://iletradoperocuerdo.com/2016/05/23/una-danza-de-la-muerte-bufa-charlando-con-ruben-martin-giraldez/

http://elasombrario.com/ruben-martin-giraldez-dispara-la-literatura-espanola-actual-no/

http://diarios.detour.es/literaturas/ruben-martin-giraldez-palabrismos-por-oscar-brox

http://revistaotraparte.com/semanal/literatura-iberoamericana/magistral/#.V4kok-wnPoY.google_plusone_share

http://jediscequejensens.blogspot.com.es/2016/05/magistral.html

http://www.niundiasinlibro.com/2016/07/magistral-ruben-martin-giraldez-jekyll.html

http://egodesechable.blogspot.com.es/2016/06/magistral-ruben-martin-giraldez-jekyll.html

http://laventanasecreta6.blogspot.com.es/2016/06/opinion-literaria-magistral-de-ruben.html

http://averiadepollos.blogspot.com.es/2016/06/magistral.html

http://www.librosyliteratura.es/magistral.html

http://www.caninomag.es/critica-magistral-la-literatura-como-duda-no-como-conviccion/

http://www.devaneos.com/literatura-espanola/magistral-ruben-martinez-giraldez/

http://www.elplural.com/2016/07/01/cuatro-propuestas-experimentales

http://madrid.lecool.com/inspirations/magistral/?utm_content=buffer54a83&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer

http://eliasgorostiaga.blogspot.com.es/2016/06/magistral-presentacion-en-barcelona.html

https://www.youtube.com/watch?v=IR8vFaGE-hM

https://twitter.com/JekyllandJill/status/757123457255608321

http://crisdejulia.blogspot.com.es/

http://www.blisstopic.com/libros/articulos/item/5658-lecturas-del-verano-2016

http://www.graniteandrainbow.com/?tag=ruben-martin-giraldez

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«Lo que no se puede decir, no se debe decir»

«Hecho mi examen de la ley, voy a ver mi artículo; con el reglamento de censura a la vista, con la intención que me asiste, no puedo haberlo infringido. Examino mi papel; no he escrito nada, no he hecho artículo, es verdad. Pero en cambio he cumplido con la ley. Este será eternamente mi sistema; buen ciudadano, respetaré el látigo que me gobierna, y concluiré siempre diciendo: “Lo que no se puede decir, no se debe decir”.»

Mariano José de Larra

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Ana Maria Pacheco
Gargantua and Pantagruel, 1994
Woodcuts
Printed on Zerkall Halbmatt 145gsm
Block size 12.5 x 10.4 cm | 5 x 4 ⅛ in

El arroz, el pez y el pepino, nacen en agua y mueren en vino: El Quijote a través del espejo

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Juan Francisco Ferré me ha dado la oportunidad de brindar con chispas (me refiero a las partículas candentes de la turbina, no a la celebrada Primera Colonia) por Cervantes entre estos nombres, muchos de ellos objeto de admiración antigua y moderna por mi parte:

Hugo Abbati, Ramón Buenaventura, Mercedes Cebrián, Doménico Chiappe, Mario Cuenca Sandoval, Eloy Fernández Porta, Laura Fernández, Juan Francisco Ferré, Esther García Llovet, Alfonso García-Villalba, Juan Goytisolo, Óscar Gual, Robert Juan-Cantavella, Reinaldo Laddaga, F. Martín Arán, Ana Merino, Vicente Luis Mora, Juan Jacinto Muñoz Rengel, Alberto Olmos, Ernesto Pérez Zúñiga, Iván Repila, Julián Ríos, Màrius Serra, Germán Sierra, Carmen Velasco y Manuel Vilas.

Pueden encontrar más información aquí: http://edalibros.com/ultimas-publicaciones/60-el-quijote-a-traves-del-espejo-9788492821778.html

Un extracto de mi contribución, «Haceos miel y paparos han moscas»:

«—¿Qué horma, señores? ¡Si el demonio flaco y su Panza nos tundieron al de los Espejos y a éste vuestro que lo es en menos que bailan los bisturines una lenta sobre un muerto! La noche anterior pasé agradabilísimo coloquio con mi vecino Sancho y a punto estuve de revelarle las intenciones del bachiller Carrasco, embozado como caballero (si bien se vería de allí a poco espacio que, más que andante, había de ser corriente), mas al punto todo empezó a envoraginarse, no sé yo si por demasiado hacer puntería con la bota de vino, que a decir verdad, sí estuvimos quizás a punto de darnos muerte de arroz, pez y pepino, según la cantidad de vino aguado que nos metimos en el cuerpo, que habrían nadado en él mil salacias. Allí dio mi compadre escudero en explicarme un puñado de correrías que hacían buena la comida de los locos. De modo que me callé y dejé que me tratase como amigo, ¡poco podía suponer yo que habría de hacerme desdichado al amanecer y que sería para este su vecino peor que un pánzer llamado Sancho! Encaramado a un árbol, el muy hideperro saludaba entre oles los preparativos del combate, y hoy pienso que alguna porción de racha maléfica hubo de saber conjurar para que el bachiller se viese en el primer envite atravesado por la espalda y por la mala suerte a un tiempo, con perdón, que se quedó el pobrico atenazado por unos higos de dolor así de gordos, como chicharrones en las junturas de las extremidades, por veinte y cuatro horas.»

Y así casi seis mil palabras más, yo qué quieren que les diga.

Magistral, con Jekyll & Jill Editores

Magistral

«Como para resucitar el gusto sería necesario que esta nación se hubiese tomado alguna vez en serio aquello de que nuestro cuerpo es un templo y la boca su excusado, lo más factible será ir pensando en reconstruir la lengua para poder mentir al menos sobre lo limpio que teníamos aquel palacete forrado de piel y pelos y perforado sin remedio nueve o diez veces. A lo mejor deberíamos ir pensando en cambiar un idioma que ya no sirve. Puede que haya llegado la hora de hacerle al castellano un hoyo en la hermosura y cagarle lombrices dentro hasta rellenarlo. El castellano es hoy un idioma monigotado, toca asaltar otras lenguas.»

Cuarenta y un intentos fallidos, Janet Malcolm

La traductora Inga Pellisa, hija dilecta de la ciudad de Célinegrado (acreedora-merecedora de la llave de la fortificación hace unos años, si bien se sospecha que la usó para cerrar por fuera), tiene desviado su correo físico a un apartado perteneciente todavía hoy a nuestro municipálido distrito. Y a Inga Pellisa, hija dilecta de ya está dicho, se le abre —merced a sus privilegios— menos el correo enviado que el recibido, con lo que ustedes juzgarán y harán gárgaras de garante y aquí paz y después nada, que esto es lo que la aduana maravillosa de la ciudad de ya va dicho encuentra esta mañana al hocicar profesionalmente un paquete (a uno de los guardas se le resbalaba continuamente de las manos de foca, el otro al principio no quería inmiscuirse porque decía que se acababa de liar un cadáver y estaba a puntito de fumárselo, conque… pero al final la curiosidad nos puede y tú, amigo, no eres mejor siquiera que el más inútil de nuestros funcionarios, ¿o sí?, porque ¿tú quién eres?).

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